Contaminación y sobre explotación de las aguas subterráneas por industria minera de cobre y su impacto en comunidades indígenas.

Contaminación y sobre explotación de las aguas subterráneas por industria minera de cobre y su impacto en comunidades indígenas.

Mariely Herrera


 

Resumen

La investigación trata de cómo la minería del cobre impacta el medio físico, emitiendo material particulado, gases y vertiendo efluentes líquidos sin control en los recursos hídricos (bien finito y esencial para la especie humana), además de provocar importantes cambios sociales, económicos y culturales en la población.
EL interés por este bien pasa a ser el conflicto entre estos dos agentes, ya que la minería de esta índole requiere gran cantidad de agua para purificar el mineral y la comunidad aimara por su parte se ve perjudicada debido a que subsisten en base a la agricultura creando hegemonía económica por sobre la cultural.

Palabras claves: Aguas subterráneas, Sobre explotación, Contaminación,          Minería de cobre, Ley de Aguas, Cultura indígena.


Introducción

Agua es fuente de vida, solo un pequeño porcentaje (2.5%) de la gran cantidad existente en el planeta puede ser consumida por el ser humano, cuando este bien se contamina o sobreexplota produce un desequilibrio a diferente escala en los ecosistemas.
 El sistema hídrico ha condicionado la existencia de humedales los que se manifiestan en forma de vegas o bofedales y se caracterizan por una condición de saturación hídrica permanente. Las fuentes de agua dulce del planeta son finitas y el caso más especifico de las napas subterráneas muy vulnerables a agentes contaminantes.
La minería se basa en la explotación de recursos, siendo su principal objetivo la producción  por sobre el bienestar del  ecosistema que muchas veces las rodea. Esta actividad compite directamente con la población, por el uso de los recursos naturales, principalmente el hídrico (en el caso de las zonas desérticas la problemática se ve acentuada por la escasez natural del bien), generando como consecuencia una disputa por el territorio, rico en agua. Por parte de la minería se requiere gran cantidad de esta dado sus procesos de purificación, en el caso del cobre su proceso requiere grandes estanques (tranques de relave y piscinas de lixiviación)  los cuales dañan de sobre manera el medio en el que se encuentran, ya  sea contaminando la tierra por drenaje de partículas toxicas las cuales pasan a las napas, o simplemente sobreexplotando y secando estas rompiendo un equilibrio medioambiental existente. Por parte de los asentamientos humanos, buscan la subsistencia en relación a territorios fértiles los cuales se pueda desarrollar actividades agrícolas y ganaderas, las que muchas veces están directamente con las raíces de pueblos originarios de la zona, por lo que el agua es un bien de gran importancia en la búsqueda del territorio para el desarrollo de su vida.
Chile sustenta su economía en la actividad minera, siendo uno de los países con las mayores reservas de cobre (material que posee una alta demanda en la actualidad). Esta condición lo sitúa dentro de Sudamérica como el país con mayor cantidad de  conflictos por contaminación minera. Esta contaminación se relaciona directamente con el bien hídrico subterráneo, ya que en chile no posee gran cantidad de napas de importancia (esta se mide en cantidad de bien que se puede extraer para abastecer a una comunidad no poniendo en riesgo la subsistencia de el), y a lo largo del territorio nacional se observan mayormente de la tipología vulnerable[1] dada por una condición de suelo y distancia desde la superficie.
La actividad minera relacionada a la extracción de cobre se da mayormente en el norte de Chile y es en esta misma zona (norte de Chile) donde se producen la mayor cantidad de conflictos hídricos dentro de todo Sudamérica, esta característica se da también por las condiciones climáticas del lugar, ya que la escasez del recurso lo hace aun mas valorado.
La población indígena dentro de Sudamérica se encuentra en decadencia, ya que la ideología capitalista del norte del mundo ha ejercido influencias sobre este territorio el cual privilegia la producción por sobre la cultura y pueblos originarios de diferentes regiones, es así como los países con mayor producción y desarrollo dentro de la latitud sur poseen los menores índices de poblaron indígena y a la vez el mayor desapego a las costumbres la las culturas originarias del territorio.
En el caso de chile se produce una tensión entre la actividad minera y la población tanto urbana como indígena del altiplano, esta se da por el uso de un recurso natural, principalmente, el recurso hídrico, el cual posee una mayor relevancia dado que se encuentra dentro de la zona desértica del norte chileno. El conflicto no solo pasa por un uso indiscriminado del recurso por parte de la minería si no que también por la generación de emisiones atmosféricas contaminantes, las que conllevan a grandes cambios socioculturales y alteraciones del paisaje (derivada de las actividades mineras a tajo abierto, faenas, tranques de relave, piscinas de lixiviación y disposición de gran volumen de residuos).
En la zona norte de Chile se encuentra pueblos originarios como son los Aymaras y Atacameños los cuales practican la agricultura de subsistencia, alimentada por arroyos y afloramientos de agua poco profundos desde tiempos inmemorables. El estudio de la conformación espacial de la población Aymara que ocupa la mayor parte del territorio norte chileno así como el análisis de las actividades económicas que respaldan su localización y como esto se pone en conflicto con las consecuencias que traen las faenas mineras dentro del mismo territorio fueron los objetivos de la investigación.









Desarrollo

Dentro de la historia de Chile y los países con los que colinda, la raza indígena siempre ocupo un lugar subordinado dentro de la escala social. Este hecho ha provocado un conflicto entre los pueblos urbanos e indígenas, en el caso de la comunidad Aymara esto se acentúa aun mas por el interés de ganar posesión de territorios fértiles, adquiriendo mayor valor dado el paisaje del extremo norte chileno, el cual suele ser marcado por la extrema aridez,  ausencia casi absoluta de precipitaciones y temperatura extremas en áreas andinas ubicadas a mas de 4.000 m. de altura.
El territorio Norte se caracteriza por poseer tierras ricas en minerales lo cual lo hace una zona característica minera, el crecimiento de la población derivado de esta actividad que se ha potenciado aun mas este ultimo siglo ha obligado a utilizar todos los recursos hídricos disponibles del territorio.
En Chile, como en la mayoría de los países andinos, la legislación ha ignorado los derechos y usos constitudinarios indígenas en las normas de regulación y gestión de los recursos hídricos. En el caso de los aymaras, tanto la tierra como el agua tiene un valor de uso tradicional, siendo una forma de propiedad comunitaria asignada, a las familias pertenecientes al ayllu[2], de forma que todos puedan tener derecho al uso  de bienes que son fundamentales para la supervivencia individual y grupal. Por tanto, la propiedad colectiva y las relaciones de parentesco, formaban parte de la estrategia cotidiana de subsistencia que concierne a la tierra y al agua. La consistencia del «archipiélago Aymara» fue puesta en riesgo desde la colonización española. A pesar de esto, los indígenas solo serán verdaderamente despojados de sus territorios a partir de la formación de las nuevas repúblicas sudamericanas.
La población indígena se compone de unos pocos miles de personas distribuidas en pequeñas comunidades dispersas de 100 a 300 habitantes o menos.
 La zona de mayor importancia hidrogeológica de la región corresponde a los relieves más altos de la Cordillera de Los Andes con 4000 a 5000 m.s.n.m.  
En esta se desarrolla minería a toda escala siendo la más importante la gran y mediana minería que aportan más del 50% del cobre que se produce en el mundo.
Los factores antes mencionados hace que la cultura se relacione directamente con el territorio en el cual se emplazan los Aymaras creando un conflicto económico – cultural dentro de la población.
“A comienzos del siglo XX se impuso la cultura chilena, reprimiendo la nuestra. Muchas familias se vieron obligadas a abandonar sus tierras, que comenzaron a ser escrituradas por el Estado. No obstante, seguíamos ocupándolas. La violenta chilenización hizo que nuestra cultura se practicara clandestinamente. Se prohibió, incluso, el uso de nuestra lengua”, señala Alfredo Chipana, de la Comisión Jurídica Indígena Urbana de Iquique.” [3]
El censo del 2002 contabilizo 48.502 Aymaras dentro del territorio chileno, pero por ser una comunidad nómada no se logro captar el total de la población que en la realidad llega a ser cercana a los 90.000 lo que implica un 7% de la población chilena. Un hecho importante es que más del 80% de esta población ha migrado a ciudades debilitando los lazos de parentesco y degradando el ecosistema altiplánico. El origen del abandono de los pueblos son la sequía y contaminación de las aguas como producto de las mineras, lo que provoca dentro de esta población la muerte ya que su abastecimiento es en base a la agricultura de subsistencia, la que se ve coartada por la falta de este recurso.
“Las comunidades vegetales y animales existentes en la zona responden a estas condiciones ambientales extremas agravadas por la influencia de volcanes activos en el entorno. Esta condición sumada a su asombrosa adaptación las hace particularmente interesantes y muy importantes desde el punto de vista de la biodiversidad. Este escenario natural ha originado un delicado equilibrio ecológico muy sensible a la contaminación y a la intervención del hombre. Actualmente este equilibrio está amenazado por las necesidades de las grandes ciudades, de la industria minera y de la actividad turística.”[4]
El recurso hídrico se agota, mientras su explotación aumenta de la mano de lo que las autoridades gubernamentales llaman desarrollo económico.
 Cualquier alteración del ecosistema pone en riesgo la vida de las comunidades que lucha sobrevivir y mantener su cultura originaria. Los pueblos desaparecen poco a poco porque muchos emigran dejando como resultado verdaderos pueblos fantasmas. Las mineras y transnacionales (arraigadas en culturas capitalista, y alejadas de la cultura ancestral de chile) se apoderan de un recurso vital de la comunidad. Dejando de lado el respeto por el medioambiente que los pueblos que ahí se desarrollaban practicaban, el único objetivo es el dinero, dejando de lado como un bien natural es destruido sin pensar en las repercusiones que esto trae en la naturaleza y cultura, y todo esto siendo abalado por leyes chilenas.

Caso
El Salar de Huasco del cual se abastece el oasis de Pica, es una de las pocas fuentes de agua dulce del altiplano de la Región de Tarapacá. Esta fuente y todo el sector enfrenta la amenaza constante de la compañía minera Doña Inés de Collahuasi, que pretende aprovechar esos recursos hídricos para sus faenas extractivas de cobre.
El caudal de agua que se entrega a los particulares en las comunas de Huara, Iquique, Pica y Pozo Almonte es de aproximadamente 4.587 litros por segundo. De ellos, casi el 60% se destina a las empresas mineras Quebrada Blanca, Cerro Colorado y Doña Inés de Collahuasi. Evidenciando que la actividad minera, mediante la sobreexplotación de los recursos hídricos subterráneos, obtiene un subsidio de facto para reducir sus costos de inversión, pues la actividad económica tradicional gira en torno a la producción agrícola, la crianza de auquénidos y el turismo; actividades que requieren disponibilidad de agua para su desarrollo, agua que se agota por la extracción del recurso por parte de las mineras instaladas en la zona.
La economía local de esta región se ve constantemente amenazada por la falta de agua. La ganadería de auquénidos es uno de los ejes del desarrollo económico local desde tiempos ancestrales. Tal actividad es desarrollada particularmente por cada familia en base al pastoreo en los humedales ubicados en diversos sectores de estos territorios. De este emprendimiento
se generan subproductos como lana, cuero, carne y transporte de turistas; recreando las milenarias caravanas de llamas que unían la cordillera con la pampa y la costa. Pero de continuar la sobreexplotación de agua, se secan los humedales, y los animales mueren o tienen que pastorear cada vez en zonas más lejanas, trayendo consigo el detrimento de esta actividad, destruyéndose las costumbres y economía de los aymaras.

Conclusión

Desde una perspectiva conceptual, lo que hemos analizado compromete la confluencia de tres factores de desarrollo histórico, uno referente al paso entre la identidad y la asimilación de una cultura milenaria, otro ligado al rumbo de reafirmación de la lógica del neoliberalismo, con sus secuelas de despersonalización y fragmentación. El tercer factor es la exposición donde la
integración y exclusión social que implica el progreso, entendido como desarrollo técnico y económico, con una homogeneización cultural como si la globalización de la economía debiera implicar forzosamente la igualdad en  las formas de vida.
Parte de la causación de aquellos procesos es que todos los ecosistemas estudiados, están sufriendo impactos ambientales negativos frente a la explotación minera, muy exigente en recursos hídricos. La desertificación  progresiva de las vegas y bofedales del alto piso del sistema escalonado donde se desarrolla la cultura que analizamos, está en estrecha relación con la pérdida de diversidad de especies naturales y de pastizales para los camélidos, logrando el abandono de las tierras ancestrales y fomentando el descenso de las comunidades indígenas aymaras a los pisos más bajos y a
las ciudades costeras, donde el clima y la vida suelen ser menos duros, pero donde se adoptan otras fórmulas de subsistencia que terminan por desmantelar los últimos relictos de su cultura.
Las ciudades costeras, ubicadas en el desierto van a continuar y acentuar la extracción del agua, produciendo un circulo vicioso: escasez de agua —migración urbana (mayor demanda de agua en la urbe) mayor presión sobre los recursos altiplánicos. Sigue la disminución de los volúmenes de agua requeridos por los sistemas de riego andino en los valles precordilleranos, donde la agricultura pierde diversidad y fuerza, para redundar en que, a
medida que más recursos hídricos son captados y usurpados desde las cabeceras de los ríos y quebradas, una menor cantidad de agua escurre a los valles, con empobrecimiento evidente del campesinado aymara.

Anexo

-Glosario:

Aguas subterráneas: Agua que se encuentra bajo la superficie de la tierra ocupando el
espacio entre las partículas del suelo o entre las superficies rocosas.
Acuífero: Dicho de una capa o vena subterránea que contiene agua.
Contaminación: la presencia en el ambiente de sustancias, elementos, energía o combinación de ellos, en concentraciones o concentraciones y permanencia superiores o inferiores, según corresponda, a las establecidas en la legislación vigente.
Daño Ambiental: toda pérdida, disminución, detrimento o menoscabo significativo inferido al  medio ambiente o a uno o más de sus componentes.
Cultura Aymara: cultura precolombina ubicados desde el lago Titicaca en Bolivia y la cordillera de los Andes chilena, hasta el noreste argentino, en un territorio fragmentado. Basan su economía en la explotación agrícola de subsistencia de oasis y vertientes a lo largo de los valles y quebradas. Quienes viven en el altiplano crían auquénidos, mientras los habitantes de la pre cordillera se dedican al cultivo. Su cosmovisión la naturaleza y la Pachamama -la Madre Tierra-, es sagrada.

http://www.greenfacts.org/es/glosario/abc/agua-subterranea.htm


[1] Los acuíferos mas profundos y con suelos mas densos, poseen una mayor  “protección” natural de la contaminación de diversos agentes externos, Mientras que los  que son mas superficiales y se encuentran en una tipología de terreno menos denso, facilita permeabilidad y les da la característica de mayor vulnerabilidad a la contaminación.

[2] Un ayllu (quechua o aymara), también aillo, es una forma de comunidad familiar extensa originaria de la región andina con una descendencia común (real o supuesta) que trabaja en forma colectiva en un territorio de propiedad común. El ayllu era una agrupación de familias que se consideraba descendiente de un lejano antepasado común o tótem. El curaca era el jefe del ayllu y quien se encargaba de distribuir las tierras, organizar los trabajos colectivos y actuar como juez de la comunidad. El cargo de curaca o jefe no se heredaba, sino que era seleccionado a través de un ritual especial; en algunas ocasiones eran nombrados directamente desde el Cuzco.
[3] Mineras les roban y contaminan el agua, “La sed de los aymaras” http://www.olca.cl/oca/chile/region01/mineras010.htm

[4] Boletín de la A.G.E. N.º 45 - 2007, págs. 353-372
USOS CONFLICTIVOS DEL AGUA EN EL NORTE DE CHILE
Alberto Gurovich
Universidad de Chile

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