SISTEMAS DE CONECTIVIDAD VIAL


SISTEMAS DE CONECTIVIDAD VIAL

Ignacio A. Mery

El estado de emergencia que provocó el terremoto en nuestro país el pasado 27 de Febrero del presente año, dejó un país no solo en el suelo, sino que a su vez sensiblemente fragmentado.

De esta forma el sistema de vialidad tanto transversal como longitudinal, se vio afectado en puntos neurálgicos que desembocaron en un aislamiento de zonas devastadas por la catástrofe natural.

Dentro de ese ámbito, carreteras y puentes fueron y son, uno de los puntos más críticos que dejaron la planificación e infraestructura de los sectores afectados por el sismo; algunos de ellos de tal magnitud que afectan de manera directa la producción y recomposición de nuestras ciudades.

Richard Sennett, en su libro “Carne y Piedra” ya se refiere a la importancia de la movilidad y el desplazamiento para las ciudades, tomando en cuenta los hallazgos médicos de los siglos XVII y XVIII que llevan a descubrir que la circulación de la sangre es la que permite a los cuerpos mantenerse en calor.

“No es extraño entonces, que conceptos propios de la medicina comiencen a ser apropiados por quienes observan y gestionan la ciudad, quienes para dar legitimidad a sus discursos, hablan de arterias en lugar de calles o de la necesidad de pulmones en vez de parques de la ciudad”1.

En el caso de nuestro país, el Ministerio de Obras Públicas estipula lo siguiente:

Art 18: « A la Dirección de Vialidad le corresponderá la realización del estudio, proyección, construcción, mejoramiento, defensa, reparación, conservación y señalización de los caminos, puentes rurales y sus obras complementarias que se ejecuten con fondos fiscales o con aporte del Estado y que no correspondan a otros Servicios de la Dirección General de Obras Públicas.»

Cabe mencionar entonces, que la proyección no ha contemplado estados de emergencia y en muchos casos solo existe una vía de comunicación que en la instancia de quedar inoperativa provoca un quiebre en la continuidad vehicular y de desplazamiento; mientras que en los casos que cuentan con vías alternativas, su pobre mantenimiento hace difícil un funcionamiento medianamente adecuado para un flujo constante.

Esto último, reflejado en lo que ocurre actualmente en la región del Bío – Bío, en donde el puente Juan Pablo II ha sufrido daños estructurales que no hacen posible su tránsito. Respuesta a ello es la utilización del puente LLacolén que no cumple con las exigencias de desplazamiento vehicular en la conexión de ciudades como Talcahuano y Concepción.

Es así como la movilidad y capacidad de circulación, hacen valer su importancia para las ciudades contemporáneas y se dejan ver en su propia ausencia.

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1.- “El Espacio Público, la Movilidad y la Revaloración de la Ciudad” – Pablo Vega Centeno, 2007 (Referencia a “Carne y Piedra” R. Sennett)




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